13 de Julio de 1985 entre dos toros de Hernández Barrera
-¿Tenías alguna manía ó superstición?
La suerte para hacer una buena carrera hay que provocarla, pero dadas las circunstancias y tal y como ha evolucionado el encierro también hoy día hay que tenerla.
Lo que si he hecho desde el año 75, es correr vestido de pamplonica incluidos la faja y el pañuelo (los cuatro años anteriores corría con unas pintas que parecía más extranjero que de casa). El correr de pamplonica fue para mí como una ratificación, un identificarme del todo con el encierro, no se... era como sentirme más corredor.
También corrí con periódico hasta el año 1987, pero dejé de usarlo pues cuando me caía acababa con los nudillos de la mano destrozados. El periódico lo utilizaba sobre todo para medir la distancia al toro, distancia que en Pamplona se ha ido acortando corriéndose desde hace ya unos cuantos años a unas distancias inverosímiles, siendo quizás el encierro en el que más cerca del toro se corra y esto lo condiciona no solo el número de “corredores” si no también “la exigencia” del propio encierro. Hay momentos que no hay espacios y además si le das más distancia al toro se cuela otro corredor y te quedas sin toro... Así de claro.
7 de Julio de 1986, el bulto de la espalda es un "holter" marcaba en ese momento
185 pulsaciones por minuto
-¿Qué lleva a una persona como tú a correr delante de los toros durante tantos años?
Esto empieza un día, una carrera, en la que has tenido tales sensaciones que solo piensas volver a vivirlas. Sin darte cuenta te ha entrado el veneno y ya la has cagado, no hay antídoto para eso, es para siempre... por lo menos en mi caso.
Y van pasando los años y los años, vas superando los lógicos frenos y responsabilidades que te van surgiendo en la vida... el trabajo, casarte, tener hijos, etc. Muchos corredores dejan de correr cuando se casan, cuando tienen el primer hijo... tu escala de valores la tienes cada vez más clara y piensas que cualquier año lo vas, o lo tienes que dejar, pero van pasando los años y a pesar de que cada año, al contrario de lo que se piensa la gente, tienes más miedo... pero sigues y sigues…
Entonces no ocurre otra cosa que aquello que empezó como una “afición” acaba siendo una “pasión” e incluso una “forma de vida”.
Y también, para mí es importantísimo el hecho de “sentirme”, como muchos otros, un “corredor habitual de Pamplona”, un corredor que participa en “el acto cumbre” de las fiestas de San Fermín y que en definitiva somos los continuadores de esta maravillosa tradición secular, de llevar-encerrar-guiar los toros a la plaza para la corrida de la tarde. Es una suerte llegar a ese sentimiento, un privilegio, un orgullo...
Durante muchos años corredor habitual de los encierros de San Fermín.
¿Tu participación en los encierros se limitaba a los encierros de Pamplona ó acudías a más encierros?
De chaval he corrido y he participado en encierros y sueltas de vacas de pueblos de Navarra como Estella, Caparroso, Marcilla, Arguedas, Cortes, Falces, Fitero... Esto a la larga te da experiencia y saber estar para los encierros de toros... como Tafalla, Tudela, Sangüesa, Lodosa, Logroño, Rincón de Soto, Cuellar, Ampuero, Grazalema, San Sebastián de los Reyes... pero la referencia y la asiduidad siempre ha sido Pamplona.
15 de Agosto de 1984 en los encierros de Tafalla
-¿Cuando y porqué dejas de participar activamente en el encierro?
Para correr el encierro son “imprescindibles” dos cualidades: la física y la mental. Si falla una de las dos no puedes o no debes correr.
En mi caso hace ya 15 años que empecé a tener problemas con las articulaciones (secuelas de los excesos del deporte de competición, de la exigencia de los entrenamientos que siempre, tarde o temprano, te pasan factura), lesiones que me iban limitando cada vez más.
A base de antiinflamatorios y analgésicos, pero no solo en San Fermín sino también el resto del año, y así 15 años, fui aguantando como pude, pero cada año llegaba peor, seguía teniendo la punta de velocidad porque eso es innato, pero me fallaba la velocidad, la resistencia y la potencia y eso solo te lo da el entrenamiento. Me cabreaba porque mis carreras iban siendo cada vez más cortas. Si la carrera era limpia aguantaba más distancia pero los empujones, la lucha por el sitio, tropezones... me dejaban las piernas sin capacidad de respuesta.
Y como todo tiene un principio y un final... viendo que no podía ya ni entrenar, no tuve más remedio que dejarlo.
10 de Julio de 1996 corriendo toros de El Sierro
En mi caso, y lo reconozco, ha sido impedimento físico. Quizás hubiera preferido dejarlo de motu propio y no obligado por las lesiones, pues de no darse esta circunstancia creo que hubiera seguido corriendo algunos años más.
Siempre he tenido claro que para correr hay que estar por encima del equilibrio que debe haber entre el toro y tú. Y cuando esta circunstancia no se da, cuando ese equilibrio se rompe a favor del toro, hay que dejarlo antes que sea el propio toro el que decida tu retirada.
En mi caso me siento muy afortunado de haber podido correr todos estos años, saboreando desde las entrañas de la carrera esa metamorfosis que ha tenido el encierro durante estas cuatro décadas, con la suerte de no haber tenido ningún percance grave, a pesar de todos los montones, alguna cogida sin cornada, todas las caídas, pisarme y pasarme los toros por encima y en general las situaciones límite por las que pasa cualquier corredor habitual.
San Fermín que todo lo ve...
-Imagínate que esta entrevista la esta leyendo un joven que quiere correr por primera vez el encierro ¿qué consejos le darías?
Si realmente le gusta y tiene afición que no deje de intentarlo.
Que se empape bien de lo que hay que hacer y de lo que no hay que hacer.
Que se prepare bien físicamente, en el encierro cada vez es mas exigente lo físico.
Si puede que empiece por encierros en teoría más asequibles y vaya adquiriendo experiencia (Estella, por ejemplo, además de muy bonito, es ideal para aprender a correr entre calles).
Mentalmente, que tenga las ideas muy claras, pues hoy día la más mínima duda te deja fuera de carrera.
Que sepa que en el encierro hay muchas decepciones y frustraciones por no conseguir meterte, pero a pesar de eso que sea siempre legal corriendo.
Que nunca, bajo ningún concepto, baje la guardia o se confíe con el toro. En el momento más inesperado esta el derrote y la cornada. El toro es totalmente imprevisible y en décimas de segundo te destroza.
Que tenga claro que el toro es infinitamente más fuerte que nosotros y es nuestra cabeza y nuestra experiencia la que nos tiene que sacar de las situaciones comprometidas.
Que saque conclusiones de todos y cada uno de los encierros que corra, pues todos los días, por muchos años que lleves corriendo, se aprende.
Cada encierro es distinto y además la pauta del encierro la marca el toro, que es el auténtico protagonista de la carrera.
Si es en San Fermín, cómo no, que corra de blanco, sea o no de Pamplona y se sienta plenamente identificado con ello, con la esencia, la estética y la tradición del encierro de Pamplona.
Que corra sobre todo para sí mismo, no de cara a la galería, pues los sentimientos, las sensaciones y el auténtico sabor del encierro están en el interior de cada uno.
Que por muchos amigos, compañeros y corredores en general que tengas a tu alrededor, en el encierro... eres tú el que tiene que darlo todo para conseguir tu carrera. Dependes única y exclusivamente de ti. Tú eres el que tiene que estar preparado física y mentalmente y tener la sangre fría en el sitio y en el momento justo para conseguir “tu objetivo”: el toro.
Es ni mas ni menos que ”la soledad del corredor del encierro”(que cada uno lo entienda como quiera)...
14 de julio del 2000 corriendo los Miura
8 de julio de 2002 corriendo tres toros de Cebada Gago
-¿Qué anécdota, experiencia, curiosidad, etc. recuerdas con más cariño de todos esos años de corredor?
Me imagino que como a todo corredor, a lo largo de los años, te van sucediendo cosas, vives situaciones increíbles y vas acumulando momentos únicos que se te quedan marcados para siempre.
Pero, así como me lo preguntas... con más cariño... pues... la verdad que tengo un montón, pero quizás por ser más reciente, se me han quedado grabadas y para siempre algunas que me han ocurrido pero después de dejar de correr:
-El sábado 10 de julio de 2010, por mediación de una persona y el consentimiento de la familia que por tradición lo hace desde siempre, tuve la suerte, el honor, el privilegio o llámale como quieras, de llevar el San Fermín que se coloca todas las mañanas en Santo Domingo.
Se lleva desde el Ayuntamiento, que es donde se guarda durante las fiestas, hasta la hornacina, donde se le canta todos los días antes del encierro.
La emoción que yo sentía por dentro llevando el Santo por la calle era increíble, “no pisaba el suelo”, iba como flotando por la cuesta de Santo Domingo. Al verlo, unos se santiguaban, otros lo tocaban... ¡qué momentos...!
Cuando bajé de la escalera después de entregar el Santo para colocarlo en la hornacina, rompí a llorar...
Sentí algo parecido y me recordó a cuando después de una carrera buena, dura ó especial, ya sea por la tensión o la euforia de haberme salido bien, también me pasaba y nada más acabar rompía a llorar de pura y auténtica “emoción-alegría”.
En definitiva que llevar al Santo a la hornacina fue para mí como el mejor de los encierros.
-Otro momento que recuerdo con cariño fue el domingo 10 de julio de 2011 en que fui con mi hermano y mis sobrinos que habían venido de Madrid a ver el encierro a la plaza de toros. Aunque se me hizo raro el estar en la plaza de espectador y no de corredor, me gustó mucho... y me recordó a cuando me llevaba mi abuela de pequeño.
Después de entrar los toros, yo quería ver a mis amigos que acababan de correr, así que les propuse ir a la Estafeta y ver el ambiente post-encierro de los corredores.
Cuando llegamos estaba, como siempre, mi cuadrilla habitual de amigos corredores de Pamplona y unos cuantos amigos de la zona de Madrid.
Abrazos, saludos... y seguido de forma totalmente espontánea, me cogen por detrás y entre todos empezaron a mantearme lanzándome por el aire.... ¡Acojonante!
Brazos de grandes corredores.... nada más acabar el encierro... y en plena calle estafeta... ¡todavía olía a toro! y yo volando... no lo olvidaré nunca.
Eso también fue, para mí, como el mejor de los encierros.
-En un encierro del 2011 subió un toro adelantado a la manada y se llevó todo lo que se le puso por delante. Solo David Rodríguez (para mí, corredor de corredores) fue capaz de aguantarlo un tramo. Cuando David me vio después del encierro, me dijo: “hoy he corrido a lo Eguiluz…” pues eso también me dejó “felizmente tocado”.
-Algo parecido me ocurrió con Txema (grandísimo corredor d telefónica) cuando me vino después de un encierro del 2010 y me dijo contento y emocionado: “me han dicho que hoy he corrido como tú” Esa mañana cada vez que lo comentaba con alguien no podía evitar el emocionarme...
Reconozco que soy una persona muy emotiva, de lágrima fácil, pero ese tipo de comentarios para mí significan mucho... son momentos que se te quedan grabados para siempre... y te das cuenta que el reconocimiento de tu propios “amigos-compañeros” es lo más grande de todo y que solo por eso, ha merecido la pena haber corrido todos estos años.
Habrá alguien que no le parezca bien que cuente estas cosas o diga que soy tal o cual y me tilde de fantasma o de cualquier otra cosa. Incluso si he de ser sincero he dudado de borrarlas, pero al final no lo he hecho. Ocurre que hace ya muchos años que en lo referente al encierro, no me callo nada y menos cuando lo que digo lo siento y me sale desde muy adentro.
Aguantando la carrera al toro de Jandilla en el año 2005
Y en cuanto a experiencias de la propia carrera, las ha habido, muchas y de todo tipo.
Desde las más duras como la muerte de un corredor delante mía, el 13 de julio de 1980, en la plaza de toros, entró el toro de Guardiola, “Antioquío”, se fue a la derecha y cogió mortalmente a Vicente Risco. La cornada fue fulminante pues fallecía a los tres minutos en la enfermería de la plaza. No se me olvidará nunca su quejido cuando la cornada. Se dio la circunstancia que este mismo toro había corneado mortalmente a otro corredor a la altura del Ayuntamiento...
Hasta las más gratificantes que pueden ser tanto esas carreras cortas pero súper apretadas y al límite de no más de 30 metros ... Como esos encierros de más de 200 metros cogiendo toro antes del Fitero y culminarlo en la plaza.
O el subidón de hacer una buena carrera con el toro más rápido hasta ahora ” Huraño”, de la ganadería de Jandilla que empleó 1 minuto 45 segundos en llegar a la plaza.
O los momentos y situaciones de anarquía total cuando se producía un montón en el callejón... A mí los montones siempre me pillaban en medio del ajo... En uno de esos montones, llegábamos con la manada y al estar cortado el acceso a la plaza chocamos contra la muralla humana que se había formado y nos fuimos amontonando, apretándonos poco a poco, nunca mejor dicho como sardinas en lata... Ahí, lo que hacían los toros, era quedarse quietos, pegados unos a otros entre los mozos, con el testuz levantado, eran tales las apreturas que yo en un momento dado tenía mi cara pegada a la cabeza del toro que tenía a mi derecha (me llegó a salir un chichón en la sien del roce del asta...), la mano izquierda del toro pisaba mi pie derecho sacándome la zapatilla... una situación claustrofóbica pero en la que tanto toros como mozos no podíamos hacer nada hasta no despejarse nuestro entorno. Cuando se fue aclarando el espacio, me calcé como pude la zapatilla y algunos toros y mozos salimos del callejón retrocediendo hacia telefónica... poco a poco como pudimos y una vez libre el acceso al ruedo, fuimos metiendo los toros...
14 de julio de 2006 con toros de Victorino Martín
-¿Se conseguirán recuperar los encierros txikis en Pamplona?
Ojala, pero me temo que si no cambian las leyes es imposible.
Recuperar los encierros txikis sería la mejor forma de reactivar la afición y la cantera de los chavales de Pamplona y Navarra para el encierro y después, ya con la edad permitida, empalmar (aunque muchos de nosotros hemos empezado a los 15, 16 años) con el encierro grande.
Lo que sí sería importante es delimitar la edad de los participantes en el txiki y que fuera para chavales a partir de los 13-14 años por ejemplo, no menos. Y en todo caso bajo la responsabilidad de los padres.
7 de julio de 2007 toros de Dolores Aguirre
-¡Muchas gracias por compartir tu tiempo y tus experiencias con nosotros, Miguel Ángel!
Se que muchas de las respuestas de esta entrevista para algunos no supondrá ninguna novedad e incluso algunos no estarán de acuerdo con ellas. Pero lo cierto es que el encierro cada uno lo vive, lo interpreta y lo siente a su forma. Ahí reside “la grandeza” del encierro, que es “libre”, por lo que todo el mundo puede correr (dentro de unas normas...) y que no hay “buenos ni malos” corredores, sino “distintos”.... porque cada corredor hace “su encierro”. Hay quien corre en las astas, otro al lado, otro a 10 metros , a otro simplemente le rebasan los toros... unos corren 5 metros , otros 50 y otros 120... pero al final lo que importa son las sensaciones propias, las que cada uno tiene y siente de “su propio encierro” y esto en definitiva es lo que hace tan grande a esta carrera...
10 de julio de 2007 con toros de Cebada Gago
He visto el la Pelicula/Documental "ENCIERRO" y me he quedado asombrado con cada una de tus palabras. Muy grande Miguel Angel. Ojala algun dia pueda aprender de ti,
ResponderEliminarNos vemos, Saludos!