Fría tarde la vivida el pasado sábado en Siete Iglesias de
Trabancos para dar la bienvenida a una nueva temporada de festejos populares en
Castilla y León.
Con el recinto atestado de gente se dieron suelta a dos
toros de Jiménez Pasquau. El primero al salir y encontrarse el batallón que hacía
puerta buscó la huida y nada quiso saber de chaquetas y paraguas. El segundo,
tras una salida fulgurante se dedicó a deambular por el recinto acojonado y sin
saber a cual de los innumerables cites atender. La tarde se alargó un poco más
al sentar sus reales uno de los mansos en la Plaza Mayor imponiendo respeto
entre los de a pie con peligrosas arrancadas.
Sin duda lo mejor de la tarde es el hecho de que un año más
el pueblo de Siete Iglesias haya conseguido sacar adelante este festejo. Desde aquí,
nuestra admiración y reconocimiento.
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