La salmantina localidad de Alba de Tormes cierra la temporada taurina en la provincia con la llegada de las fiestas en honor a su patrona Santa Teresa.
Amaneció fría la mañana en la villa ducal, para celebrar el segundo encierro de sus fiestas. El recorrido del encierro albense podemos calificarlo como “variable” ya que con este del domingo es el tercer trazado diferente que conozco en Alba en los últimos años. Discurre por calles rectas en su mayoría, entre casas con pocas talanqueras y con una parte final bastante complicada al ir bordeando la plaza y girar a izquierdas bruscamente para entrar al coso, los lugares donde mayor número de gente se congrega es la parte final de entrada a la plaza que he comentado antes y la llamada “curva sur”.
Hasta hace unos años, uno de los días de las fiestas se corrían novillos, costumbre que se ha perdido celebrándose actualmente la totalidad de los encierros con vacas.
Una pena por que al reclamo de los novillos acudían muchísimos más corredores y recortadores de lo que ahora asisten.
A las nueve y cinco de la mañana el estallido del cohete anunciaba la apertura de los corrales de los que salió como una exhalación dejando atrás al resto de la manada una vaca negra que realizó todo el camino en solitario. En la parte final del recorrido arrolló a un trasnochador que pagó su falta de sueño con unos buenos raspones en la cara, el resto de la manada realizó un encierro tranquilo hasta la curva sur, donde dos vacas coloradas tomaron el mando y apretaron a los corredores en los últimos metros.
Con la manada en chiqueros, dio comienzo la capea de las vacas que a pesar de que duraron poco, permitieron el lucimiento de los mozos.
Y con la capea terminada se cerró la primera parte de las fiestas que tendrán continuidad este próximo fin de semana con otros dos encierros, el viernes nocturno a las once de la noche y el sábado en horario de mañana a las nueve, ambos seguidos de su correspondiente capea.
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