¿Estalló la pólvora?
Se trató de encender el cohete, pero aquello no funcionó, se retrasaba impacientemente el encierro para los que viven de apretar al cordón policial en busca de una vía de escape que les permita huir del suplicio que se han buscado. Se alargó unos segundos y todo porque la pólvora estaba mojada. No estalló y se hubo que recurrir al segundo cohete, éste decidió volar tras unos segundos de incertidumbre y anunciar a los impávidos de Estafeta que aquello comenzaba. Lo del cohete era fue la mejor ejemplificación del quinto encierro de las fiestas de San Fermín: la mecha muy larga, la pólvora bien compacta, pero sin fuste a la hora de estallar.
Iván Ramajo (www.cultoro.com)
El encierro de Fuente Ymbro, era sin duda el más esperado por el
corredor. Este año rehuían de miuras y cebadas, los esperaban pero no los
ansiaban. Este San Fermín no, porque todo quedaba reducido a Fuente Ymbro, y el
colmo de la reducción llegó en fijar las miradas en un infundio con mechas
hasta la primera balconada de Estafeta, pero de rodilla en tierra.
Al carbón y azufre, se le había cambiado el nitrato de potasio por
la gaseosa. Y así salió el encierro. Fugaz, fuerte, apretado de carnes, y
amplísimo y agresivo de sienes. Hoy era el día de apostar. Los que apostaron, o
los que son fieles a Santo Domingo, acertaron, un encierro vertiginoso,
vibrante, y arrollador. Derrotando los toros a ambos lados de las aceras,
después de que los del Pilar abrieran ayer la veda. Emulando al encierro de
Moisés Fraile, los de Ricardo Gallardo buscaron en tropel la delantera y lo
consiguieron en el Ayuntamiento, todo era furor, una estela hacía la
perfección, y una redención para el esprínter y el fondista tras la debacle de
ayer.
Todo iba a una velocidad tan meteórica que los paneles de Estafeta
con Mercaderes aguantaron kilos de lo lindo, al resbalar dos toros, y allí todo
se trunco, la manada cedió la comanda a los mansos, y su ímpetu individualista
se convirtió en un ambiente gregario, desconcertante. Hasta que tanto
apretamiento, y tanta necesidad de tocar y meter mano, por parte de los
corredores provocó la caída, y la descomposición de una manada, que se vio
sobrepasada, pese a su velocidad punta, tal fue la insistencia en meter riñón
de los que se ponen delante, que lo consiguieron, hacer que la gaseosa que
formaba parte de la fórmula de Fuente Ymbro para el encierro, se licuara y el
agua por un lado, y el carbonato por otro, apagaran las ya de por sí fatigadas
azufre y carbón. Se les mojo la pólvora y Telefónica se le hizo eterna, tanto
que acabaron con la lengua fuera y el morro hacia adelante, como para llegar a
la meta en un tiempo imposible, pues ya mandaban los corredores sobre ellos.
Eso provocó que se afligieran y llegaron las pájaras y las
debilidades: toros al suelo. Y como símbolo el lesionado Infundio que sucumbió
ante una carrera vencida, ante un público ansioso, en el coso pamplonés. De
allí al matadero, y la imagen del encierro del más, al mucho menos, soliviantado
por la presencia descomunal del encierro.
PARTE MÉDICO:
El encierro de hoy se ha saldado con traumatismo craneoencefálico, pendiente de estudio. Otros dos mozos han sufrido contusiones, uno con deformidad en el brazo, con posible fractura, y otro en la zona maxilofacial. Los tres contusionados han sido lesionados en el tramo de Estafeta.
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