jueves, 15 de marzo de 2012

Entrevista al corredor de encierros Miguel Ángel Eguiluz, 2ª parte


13 de Julio de 1985 entre dos toros de Hernández Barrera

-¿Tenías alguna manía ó superstición? 

 No, no hacía nada raro ni extraño. Antes de salir de casa le pedía a San Fermín (un San Fermín que tengo en el salón de casa), primero que no me pasara nada y segundo que me diera suerte.

La suerte para hacer una buena carrera hay que provocarla, pero dadas las circunstancias y tal y como ha evolucionado el encierro también hoy día hay que tenerla.

Lo que si he hecho desde el año 75, es correr vestido de pamplonica incluidos la faja y el pañuelo (los cuatro años anteriores corría con unas pintas que parecía más extranjero que de casa). El correr de pamplonica fue para mí como una ratificación, un identificarme del todo con el encierro, no se... era como sentirme más corredor.

También corrí con periódico hasta el año 1987, pero dejé de usarlo pues cuando me caía acababa con los nudillos de la mano destrozados. El periódico lo utilizaba sobre todo para medir la distancia al toro, distancia que en Pamplona se ha ido acortando corriéndose desde hace ya unos cuantos años a unas distancias inverosímiles, siendo  quizás el encierro en el  que más cerca del toro se corra y esto lo condiciona no solo el número de “corredores” si no también “la exigencia” del propio encierro. Hay momentos que no hay espacios y además si le das más distancia al toro se cuela otro corredor y te quedas sin toro... Así de claro.

7 de Julio de 1986, el bulto de la espalda es un "holter" marcaba en ese momento
185 pulsaciones por minuto

-¿Qué lleva a una persona como tú a correr delante de los toros durante tantos años?

Esto empieza un día, una carrera, en la que has tenido tales sensaciones que solo piensas volver a vivirlas. Sin darte cuenta te ha entrado el veneno y ya la has cagado, no hay antídoto para eso, es para siempre... por lo menos en  mi caso.

 Y van pasando los años y los años, vas superando los lógicos frenos y responsabilidades que te van surgiendo en la vida... el trabajo, casarte, tener hijos, etc. Muchos corredores dejan de correr cuando se casan, cuando tienen el primer hijo... tu escala de valores la tienes cada vez más clara y piensas que cualquier año lo vas, o lo tienes que dejar, pero van pasando los años y a pesar de que cada año, al contrario de lo que se piensa la gente, tienes más miedo... pero sigues y sigues…

 Entonces no ocurre otra cosa que aquello que empezó como una “afición” acaba siendo una “pasión” e incluso una “forma de vida”.

Y también, para mí es importantísimo el hecho de “sentirme”, como muchos otros, un “corredor habitual de Pamplona”, un corredor que participa en “el acto cumbre” de las fiestas de San Fermín y que en definitiva somos los continuadores de esta maravillosa tradición secular, de llevar-encerrar-guiar  los toros a la plaza para la corrida de la tarde. Es una  suerte llegar a ese sentimiento, un privilegio, un orgullo...

9 de Julio de 1990 adelantando a los Guardiola

Encierro de Miura de 1990 el 90% corriendo de blanco

Durante muchos años corredor habitual de los encierros de San Fermín.
¿Tu participación en los encierros se limitaba a los encierros de Pamplona ó acudías a más encierros?

De chaval he corrido y he participado en encierros y sueltas de vacas de  pueblos de Navarra como Estella, Caparroso, Marcilla, Arguedas, Cortes, Falces, Fitero... Esto a la larga te da experiencia y saber estar para los encierros de toros... como Tafalla, Tudela, Sangüesa, Lodosa, Logroño, Rincón de Soto, Cuellar, Ampuero, Grazalema, San Sebastián de los Reyes... pero la referencia y la asiduidad siempre ha sido  Pamplona.


15 de Agosto de 1984 en los encierros de Tafalla

-¿Cuando y porqué dejas de participar activamente en el encierro?

Para correr el encierro son “imprescindibles” dos cualidades: la física y la mental. Si falla una de las dos no puedes o no debes correr.

En mi caso hace ya 15 años que empecé a tener problemas con las articulaciones (secuelas de los excesos del deporte de competición, de la exigencia de los entrenamientos que siempre, tarde o temprano, te pasan factura), lesiones que me iban limitando cada vez más.

A base de antiinflamatorios y analgésicos, pero no solo en San Fermín sino también el resto del año, y así 15 años, fui aguantando como pude, pero cada año llegaba peor, seguía teniendo la punta de velocidad porque eso es innato, pero me fallaba la velocidad, la resistencia y la potencia y eso solo te lo da el entrenamiento. Me cabreaba porque mis carreras iban siendo cada vez más cortas. Si la carrera era limpia aguantaba más distancia pero los empujones, la lucha por el sitio, tropezones... me dejaban las piernas sin capacidad de respuesta.

Y como todo tiene un principio y un final... viendo que no podía ya ni entrenar, no tuve más remedio que dejarlo.

10 de Julio de 1996 corriendo toros de El Sierro

En mi caso, y lo reconozco, ha sido impedimento físico. Quizás hubiera preferido dejarlo de motu propio y no obligado por las lesiones, pues de no darse esta circunstancia creo que hubiera seguido  corriendo algunos años más.

Siempre he tenido claro que para correr hay que estar por encima del equilibrio que debe haber entre el toro y tú. Y cuando esta circunstancia no se da, cuando ese equilibrio se rompe a favor del toro, hay que dejarlo antes que sea el propio toro el que decida tu retirada.

En mi caso me siento muy afortunado de haber podido correr todos estos  años, saboreando desde las entrañas de la carrera esa metamorfosis que ha tenido el encierro durante estas cuatro décadas, con la suerte de no haber tenido ningún percance grave, a pesar de todos los montones, alguna cogida sin cornada, todas las caídas, pisarme y pasarme los toros por encima y en general las situaciones límite por las que pasa cualquier corredor habitual.

San Fermín que todo lo ve...

11 de Julio de 1997

-Imagínate que esta entrevista la esta leyendo un joven que quiere correr por primera vez el encierro ¿qué consejos le darías?

Si realmente le gusta y tiene afición que no deje de intentarlo.

Que se empape bien de lo que hay que hacer y de lo que no hay que hacer.

Que se prepare bien físicamente, en el encierro cada vez es mas exigente lo físico.

Si puede que empiece por encierros en teoría más asequibles y vaya adquiriendo experiencia (Estella, por ejemplo, además de muy bonito, es ideal para aprender a correr entre calles).

Mentalmente, que tenga las ideas muy claras, pues hoy día la más mínima duda te deja fuera de carrera.

Que sepa que en el encierro hay muchas decepciones y frustraciones por no conseguir meterte, pero a pesar  de eso que sea siempre legal corriendo.

Que nunca, bajo ningún concepto, baje la guardia o se confíe con el toro. En el momento más inesperado esta el derrote y la cornada. El toro es totalmente imprevisible y en décimas de segundo te destroza.

Que tenga claro que el toro es infinitamente más fuerte que nosotros y es nuestra cabeza y nuestra experiencia la que nos tiene que sacar de las situaciones comprometidas.

Que saque conclusiones de todos y cada uno de los encierros que corra, pues todos los días, por muchos años que lleves corriendo, se aprende.

Cada encierro es distinto y además la pauta del encierro la marca el toro, que es el auténtico protagonista de la carrera.

Si es en San Fermín, cómo no, que corra de blanco, sea o no de Pamplona y se sienta plenamente identificado con ello, con la esencia, la estética y la tradición del encierro de Pamplona.

Que corra sobre todo para sí mismo, no de cara a la galería, pues los sentimientos, las sensaciones y el auténtico sabor del encierro están en el interior de cada uno.

Que por muchos amigos, compañeros y corredores en general que tengas a tu alrededor, en el encierro... eres tú el que tiene que darlo todo para conseguir tu carrera. Dependes única y exclusivamente de ti. Tú eres el que tiene que estar preparado física y mentalmente y tener  la sangre fría en el sitio y en el momento justo para conseguir “tu objetivo”: el toro.

Es ni mas ni menos que ”la soledad del corredor del encierro”(que cada uno lo entienda como quiera)...

 14 de julio del 2000 corriendo los Miura

8 de julio de 2002 corriendo tres toros de Cebada Gago

-¿Qué anécdota, experiencia, curiosidad, etc. recuerdas con más cariño de todos esos años de corredor?

Me imagino que como a todo corredor, a lo largo de los años, te van sucediendo cosas, vives situaciones increíbles y vas acumulando momentos únicos que se te quedan marcados para siempre.

Pero, así como me lo preguntas... con más cariño... pues... la verdad que tengo un montón, pero quizás por ser más reciente, se me han quedado grabadas y para siempre algunas que me han ocurrido pero después de dejar de correr:

 -El sábado 10 de julio de 2010, por mediación de una persona y el consentimiento de la familia que por tradición lo hace desde siempre, tuve la suerte, el honor, el privilegio o llámale como quieras, de  llevar el San Fermín que se coloca todas las mañanas en Santo Domingo.

Se lleva desde el Ayuntamiento, que es donde se guarda durante las fiestas, hasta la hornacina, donde se le canta todos los días antes del encierro.

La emoción que yo sentía por dentro llevando el Santo por la calle era increíble, “no pisaba el suelo”, iba como flotando por la cuesta de Santo Domingo. Al verlo, unos  se santiguaban, otros lo tocaban... ¡qué momentos...!

Cuando bajé de la escalera después de entregar el Santo para colocarlo en la hornacina, rompí a llorar...

Sentí algo parecido y me recordó a cuando después de una carrera buena, dura ó especial, ya sea por la tensión o la euforia de haberme salido bien, también me pasaba y nada más acabar rompía a llorar de pura y auténtica “emoción-alegría”.

En definitiva que llevar al Santo a la hornacina fue para mí como el mejor de los encierros.


12 de julio de 2004 corriendo al toro "Olivarero" de Jandilla


-Otro momento que recuerdo con cariño fue el domingo 10 de julio de 2011 en que fui con mi hermano y mis sobrinos que habían venido de Madrid a ver el encierro a la plaza de toros. Aunque se me hizo raro el estar en la plaza de espectador y no de corredor, me gustó mucho... y me recordó a cuando me llevaba mi abuela de pequeño.

Después de entrar los toros, yo quería ver a mis amigos que acababan de correr, así que les propuse ir a la Estafeta y ver el ambiente post-encierro de los corredores.

Cuando llegamos estaba, como siempre, mi cuadrilla habitual de amigos corredores de Pamplona y unos cuantos amigos de la zona de Madrid.

Abrazos, saludos... y seguido de forma totalmente espontánea, me cogen por detrás y entre todos empezaron a mantearme lanzándome por el aire.... ¡Acojonante!

Brazos de grandes corredores.... nada más acabar el encierro... y en plena calle estafeta... ¡todavía olía a toro! y yo volando... no lo olvidaré nunca.
Eso también fue, para mí, como el mejor de los encierros.

13 de julio de 2004

-En un encierro del 2011 subió un toro adelantado a la manada y se llevó todo lo que se le puso por delante. Solo David Rodríguez (para mí, corredor de corredores) fue capaz de aguantarlo un tramo. Cuando David me vio  después del encierro, me dijo: “hoy he corrido a lo Eguiluz…” pues eso también me dejó “felizmente tocado”.

-Algo parecido me ocurrió con Txema  (grandísimo corredor d telefónica) cuando me vino después de un encierro del 2010 y me dijo contento y  emocionado: “me han dicho que hoy he corrido como tú” Esa mañana cada vez que lo comentaba con alguien no podía evitar el emocionarme...

Reconozco que soy una persona muy emotiva, de lágrima fácil, pero ese tipo de comentarios para mí significan mucho... son momentos que se te quedan grabados para siempre... y te das cuenta que el reconocimiento de tu propios “amigos-compañeros” es lo más grande de todo y que solo por eso, ha merecido la pena haber corrido todos estos años.

Habrá alguien que no le parezca bien que cuente estas cosas o diga que soy tal o cual y me tilde de fantasma o de cualquier otra cosa. Incluso si he de ser sincero he dudado de borrarlas, pero al final no lo he hecho. Ocurre que hace ya muchos años que en lo referente al encierro, no me callo nada y menos cuando lo que digo lo siento y me sale desde muy adentro.


Aguantando la carrera al toro de Jandilla en el año 2005

Y en cuanto a experiencias de la propia carrera, las ha habido, muchas y de todo tipo.
Desde las más duras como la muerte de un corredor delante mía, el 13 de julio de 1980, en la plaza de toros, entró el toro de Guardiola, “Antioquío”, se fue a la derecha y cogió mortalmente a Vicente Risco. La cornada fue fulminante pues fallecía a los tres minutos en la enfermería de la plaza. No se me olvidará nunca su quejido cuando la cornada. Se dio la circunstancia que este mismo toro había corneado mortalmente a otro corredor  a la altura del Ayuntamiento...

Hasta las más gratificantes que pueden ser tanto esas carreras cortas pero súper apretadas y al límite de no más de 30 metros... Como esos encierros de más de 200 metros cogiendo toro antes del Fitero y culminarlo en  la plaza.

O el subidón de hacer una buena carrera con el toro más rápido hasta ahora ” Huraño”, de la ganadería de Jandilla que empleó 1 minuto 45 segundos en llegar a la plaza.

O los momentos y situaciones de anarquía total cuando se producía un montón en el callejón... A mí los montones siempre me pillaban en medio del ajo... En uno de esos montones, llegábamos con la manada y al estar cortado el acceso a la plaza chocamos contra la muralla humana que se había formado y nos fuimos amontonando, apretándonos poco a poco, nunca mejor dicho como sardinas en lata... Ahí, lo que hacían los toros, era quedarse quietos, pegados unos a otros entre los mozos, con el testuz levantado, eran tales las apreturas que yo en un momento dado tenía mi cara pegada a la cabeza del toro que tenía a mi derecha (me llegó a salir un chichón en la sien del roce del asta...), la mano izquierda del toro pisaba mi pie derecho sacándome la zapatilla... una situación claustrofóbica pero en la que tanto toros como mozos no podíamos hacer nada hasta no despejarse nuestro entorno. Cuando se fue aclarando el espacio, me calcé como pude la zapatilla y algunos toros y mozos salimos del callejón retrocediendo hacia telefónica... poco a poco como pudimos y una vez libre el acceso al ruedo, fuimos metiendo los toros...


7 de julio de 2006

14 de julio de 2006 con toros de Victorino Martín


-¿Se conseguirán recuperar los encierros txikis en Pamplona?

Ojala, pero me temo que si no cambian las leyes es imposible.
Recuperar los encierros txikis sería la mejor forma de reactivar la afición y la cantera de los chavales de Pamplona y Navarra para el encierro y después, ya con la edad permitida, empalmar (aunque muchos de nosotros hemos empezado a los 15, 16 años) con el encierro grande.

Lo que sí sería importante es delimitar la edad de los participantes en el txiki y que fuera para chavales a partir de los 13-14  años por ejemplo, no menos. Y en todo caso bajo la responsabilidad de los padres.

 7 de julio de 2007 toros de Dolores Aguirre

8 de julio de 2007 toros de Miura


-¡Muchas gracias por compartir tu tiempo y tus experiencias con nosotros, Miguel Ángel!

Se que muchas de las respuestas de esta entrevista para algunos no supondrá ninguna novedad e incluso algunos no estarán de acuerdo con ellas. Pero lo cierto es que el encierro cada uno lo vive, lo interpreta y lo siente a su forma. Ahí reside “la grandeza” del encierro, que es “libre”, por lo que todo el mundo puede correr (dentro de unas normas...) y que no hay “buenos ni malos” corredores, sino “distintos”....  porque cada corredor hace “su encierro”. Hay quien corre en las astas, otro al lado, otro a 10 metros, a otro simplemente le rebasan los toros... unos corren 5 metros, otros 50 y otros 120... pero al final lo que importa son las sensaciones propias, las que cada uno tiene y siente de “su propio encierro” y esto en definitiva es lo que hace tan  grande a esta carrera...

 Un abrazo a todos.                                 Miguel Angel Eguiluz

 10 de julio de 2007 con toros de Cebada Gago

13 de julio de 2007






miércoles, 7 de marzo de 2012

Entrevista al corredor de encierros Miguel Ángel Eguiluz, 1ªparte

Una foto de Juan José Padilla nos puso en contacto. En aquél momento pensé que nadie mejor que él para que nos hablase de un encierro desde dentro y le pedí que me respondiera a unas preguntas para el blog a lo que Miguel Ángel accedió encantado. 

Mi intuición no me falló como podréis comprobar y hoy subo la primera parte de la entrevista que Miguel Ángel Eguiluz nos ha concedido.

 Desde estas líneas quiero agradecerle el tiempo que nos ha dedicado y el amplio archivo fotográfico que nos ha cedido para acompañar a la entrevista.

12 de julio de 1971


-¿Cómo empezó tu afición al encierro?

 Mis primeras sensaciones y contactos con el encierro fueron  cuando yo tenía 5, 6,7 años. Mi abuela paterna  nos llevaba a ver el encierro a la plaza de toros. Me impresionaba mucho y me entusiasmaba el momento de entrar los toros en la plaza. A pesar del madrugón (entonces era a las 7), el frío de la mañana  sentados en el tendido de la plaza y la espera, que se me hacía eterna... pues todo esto merecía la pena pasarlo.

Conforme se acercaba la manada notaba que iba en aumento la emoción, se palpaba la  tensión y se sentía en todo el ruedo. La torada era precedida por cientos, cientos y cientos de mozos, que cada vez llegaban más y más y más rápido hasta que explotaba todo cuando los toros pisaban la arena. Ese momento me impactaba mucho.

Lo que si me chocaba y me llamaba mucho la atención era que entre tantos y tantos corredores que llegaban a la plaza, solo “unos pocos” lo hacían delante del toro y lo cierto es que sentía verdadera admiración por esos “pocos” que conseguían entrar en las astas.

 También he vivido en casa cierta tradición familiar.
Mi padre, por la radio en los años 70 y por la televisión después, no se perdía un encierro, estaba pendiente de mis carreras y además de que le gustaba mucho, él también llegó a correr. De hecho, el año que se casó perdió la alianza en un encierro... y aunque no fue un corredor habitual algún gen taurino heredé de él.

Mi hermano mayor si que fue corredor habitual durante la década de los sesenta y parte de los setenta. Corría el final de estafeta y telefónica. Salía corriendo el encierro en el cartel  que anunciaba   los Sanfermines del año 1967.

14 de julio de 1972 corriendo con gafas

 Lo que sí influyó, y creo que resultó determinante para que yo corriera, es el que yo fuera atleta. Era velocista y saltador. El entrenamiento para competir en estas especialidades resultaba el ideal como aplicación luego al encierro, pues me proporcionaba reflejos, velocidad explosiva, velocidad resistencia, potencia, coordinación, salto... en fin, la mezcla perfecta para correr el encierro. A esto se juntaba el atractivo que tenía esa especie de competición- riesgo, unido a la tradición, la grandeza del toro, la espectacularidad del encierro, etc... y me enganchó, claro que me enganchó. Y a la vez, cómo no,  pude vivir y sentir el ser uno de “aquellos pocos” que entraban a la plaza en las astas.


-¿Durante cuantos años has corrido el encierro?

 Han sido 38 años pero con alguna interrupción. El día 12 del año 91, tomé la decisión  de dejar de correr definitivamente. Esta decisión fue con total premeditación y convencimiento pues notaba que me empezaba a fallar parte de esa “fuerza mental” que es vital para todo corredor... en definitiva no tenía ese punto que hace falta para meterte siempre en el momento decisivo en la cara del toro. ”Había perdido el sitio” y aunque eso me pasaba solo alguna vez, no estaba conforme con esa situación. Llevaba 21 años corriendo, me aprovechaba de mi experiencia y de mi velocidad para “colarme” en la cara del toro y aunque lograba hacer buenas carreras, para mí algunos de esos encierros no eran encierros “con verdad”.

13 de julio de 1973 vestido de negro entrando a la plaza


 Así que dejé de correr pero lo que  no había hecho era desconectar del encierro y menos de la cuadrilla de amigos corredores, pues me quedaba dentro del recorrido, almorzaba con ellos, incluso seguía haciendo el mismo horario que si estuviera corriendo. No salía a la noche y me levantaba para estar en el ajo durante el encierro.

 Sin embargo veía que los Sanfermines no eran lo mismo para mí, los sentía descafeinados me faltaba emotividad, no los vivía con esa profundidad y sentimiento propios en mí... me faltaba “ese plus” que me aportaba  el encierro...”Estaba en la fiesta pero como si no estuviera”.

 Pasé el 92 sin correr. En la cuadrilla me daban la chapa y me  insistían intentando convencerme  para que volviera a correr. La verdad es que “mi chip” estaba cambiando y notaba que mi cabeza me estaba poco a poco pidiendo volver a correr... que  necesitaba volver a correr.

 En el almuerzo del 10 de julio del 93 “me dejé convencer”.
Entre Jokin, Ramón Echaniz y Julen me llevaron en volandas al día siguiente hasta la Estafeta. No olvidaré nunca ese empujón moral que me dieron, incluso llegando ya la manada todavía Jokin me hacía gestos de ánimo para que entrara al 100%.

Ese día no lo tuve nada fácil para entrar. Llegaron dos toros mandando la manada, a la altura del Fitero, uno a la par del otro, tuve poco espacio para meterme, incluso uno de ellos me dio con el asta pero aguanté la tarascada (ahí me di cuenta que estaba mentalmente al 100 %) e hice una buena carrera al alimón con mi tocayo Miguel Ángel Castander. ”Había recuperado el sitio” y las sensaciones volvían a ser las de antes. Era el principio de otros 17 años más de encierros.


 14 de julio de 1974 corriendo con gorra y gafas

-¿Qué recuerdas de la primera vez que corriste un encierro?

 La primera vez tenía 15 años. Me situé al final de la estafeta y cuando creí que llegaban los toros empecé a correr. Yo miraba atrás pensando que cada vez los tenía mas cerca. En la bajada del callejón notaba que los tenía justo detrás y entré en la plaza como una bala... y allí no aparecía ningún toro. Al fin llegó la manada y la verdad que me sentí mal y además con sensación de ridículo, ridículo por el miedo que había pasado yendo tan lejos de los toros. Me prometí a mi mismo que eso no volvería pasarme, ó corría con los toros ó no corría.

 Esto, ó algo similar, parece que le ha pasado a más corredores y que después de aquello y dependiendo del resultado positivo o no de las siguientes experiencias, o han seguido corriendo o no han vuelto a pisar la calle.

Unos: “la segunda vez logré correr al lado de un toro... estuve cerca de un toro... logré ponerme por un momento delante... etc, y ahí me entro definitivamente el “veneno”.

Otros: “ya he probado lo que es eso y con una vez me basta... yo no me vuelvo a meter ahí ni loco... yo no me la juego otra vez... etc”.

12 de julio de 1975 tirando con Julen Madina del toro


-¿Han cambiado mucho los encierros de cuando empezaste a correr a ahora?

Uno de los cambios más evidentes es el considerable aumento de la cantidad de “corredores” y digo bien, “corredores” (entendiendo por corredor el que espera a la manada con el único objetivo de meterse en las astas y hacer la mejor y más larga carrera posible con el toro), no de los que están de comparsa y dejan pasar la manada. Porque gente en el recorrido, lo que es “la marabunta, la masa”, ha habido siempre. Pero ¡ojo!, que en los 70-80 también había encierros que estábamos muchos, pero muchos corredores... aun y todo no era tanto como lo de ahora.

También han cambiado “las formas”. Ahora “se entra a saco”, la competencia es brutal, todo el mundo quiere pillar toro a consta de lo que sea. No se respeta al que lleva el toro y ya no se hace el “relevo natural” de entrar en la cara del toro cuando el que lo lleva se aparta, sino que te echan o te cierran el paso obligándote la retirada. Hay algunos corredores que lo hacen descaradamente  por sistema y te rompen la carrera, así por el morro.  

Pero en fin... sin entrar en polémicas, creo que todo corredor debería asumir que algún día no se puede coger toro y que habrá algún encierro que no te salga bien y que a pesar de la frustración que ello supone, tendrás que aceptarlo. Al final, si eres legal corriendo, siempre te llegan las carreras que compensan con creces esos cabreos y esas decepciones.

24 de septiembre de 1978 entrando en la plaza en San fermín chiquito

 También ha cambiado, la plasticidad, la imagen, la estética del encierro... por lo menos el de Pamplona, sobre todo a partir de la curva. Y es que parece un circo con tanta camiseta multicolor. Unos por costumbre, otros por destacar y para que se les vea más, otros por superstición... el caso es que hay momentos y tramos que no parece el encierro de Pamplona.

 El auge de correr de blanco empezó hacia los 70, fue a más en los 80 y primeros de los 90 y a partir de ahí se fue diluyendo hasta llegar a nuestros días en que proliferan los colorines y camisetas llamativas perdiéndose esa esencia de la que tanto hablamos y esa autenticidad que siempre ha tenido el encierro de Pamplona y que tanto preconizamos los corredores de aquí.

Afortunadamente en Santo Domingo, Ayuntamiento y Mercaderes se mantiene la tradición y se sigue corriendo en general de blanco.


-¿Qué destacarías de los encierros de antes y que cambiarias de los de ahora?

Quizás lo vea con cierta nostalgia pero la mentalidad que teníamos  entonces dista mucho de la de ahora. Antes te centrabas exclusivamente en el toro y ahora (sobre todo los 10 últimos años) no depende todo del toro y de ti, sino de los demás corredores, de esa lucha que tienes que librar para poder conseguir entrar en “el sitio”... y una vez que lo has conseguido, es igual de complicado o más el poder mantenerlo.

Pero lo cierto es que todo cambia, todo evoluciona y el encierro no es una excepción así que con el paso de los años nos hemos ido adaptando a esa evolución y los que no han querido aceptarla o no han podido, dejaron de correr... o lo aceptas ó lo dejas...


12 de julio de 1979

Tanto a la Meca como al Ayuntamiento, lógicamente, les interesa que los toros vayan rápidos, juntos y que no den problemas. Que no haya heridos y que el toro no se lesione. Todo esto va en detrimento del corredor que tiene menos oportunidades y menos toro para entrar. El antideslizante de la curva, por ejemplo, ha contribuido no solo a que se caigan menos los toros (con lo que se estira menos la manada), sino también a que se agarren más y arranquen más fuertes  de la curva. En definitiva el que sale perdiendo es el corredor. En el último que se piensa es en el corredor. Antes la prioridad era el corredor, los cambios y modificaciones que se hacían eran siempre pensando en el corredor y sino ahí estaba Javier Lorente, jefe de protección ciudadana durante un montón de años, que hizo mucho y bien en pro del encierro y siempre a favor del corredor.

13 de julio de 1979 marcando con el periódico la distancia

¿Qué cambios haría yo...? Pues pensando “egoísta y exclusivamente” en el bien del corredor y del encierro:

- Obligaría a que todos corrieran de blanco... quizás habría menos protagonismo y el encierro ganaría en estética, en autenticidad, en tradición... a los pastores se les distinguiría mejor...

- No poner el antideslizante supondría dar más oportunidad al corredor y al estirarse más la manada habría más huecos, más opciones de pillar toro, más carreras... en definitiva “más encierro”... y no por ello más peligro, el peligro esta en el toro suelto, no en la manada estirada.

- Quitaría la televisión... seguro que al quitarle tanta repercusión mediática correrían igual un 40% menos de corredores y al no salir en la tele habría menos lucha, menos competencia... Qué iluso soy ¿no? Ya se que esto es hoy día imposible. Es una respuesta interesada e incluso egoísta, pero sincera y repito que pensando “solo en el corredor y en el encierro puro”.

- Y por último retrasaría una ó dos horas el encierro... no tendría que madrugar tanto el corredor, dándole mas tiempo a despejar el cuerpo y la mente, pues al miedo se le suma las horas de sueño, el frío de la mañana... además a los que están de juerga, de empalmada, se les haría muy largo aguantar hasta el encierro, con lo que te quitarías unos cuantos “pasaos”. Después de correr en otros lugares que el encierro se hace más tarde yo no le veo más que ventajas, aunque en Pamplona habría que coordinar bien ese horario con el de la hostelería del recorrido, en este caso sobre todo con el de la calle Estafeta.

14 de julio de 1979


-¿Cree que tiene solución la masificación en el encierro de Pamplona?

Es tal la fama y la repercusión a nivel mundial que tiene el encierro de Pamplona que todos lo quieren conocer y probar, sentir ese miedo, esa sensación, ya sea intentando correr ó de mero espectador en el recorrido.

Diariamente, en directo, en programas informativos, etc. ven el encierro a lo largo del día entre 60 y 70 millones de personas.In situ, en el recorrido, a pie de calle son, según el día, 2000, 3000 ó 4000 personas.

Manejándonos en estas cotas de audiencia y de participación es prácticamente imposible disminuir estas cifras. Así que a priori no tiene solución, salvo que se tomaran medidas contundentes, como alguna de las mencionadas anteriormente:

- Correr de blanco
- Retrasar una ó dos horas el encierro
- Quitar la televisión (esta sería la más efectiva pero también la de mayor repercusión a todos los niveles)
- E informar de forma muy clara y reiterada sobre lo que es en sí el encierro, los peligros que tiene, las condiciones en que hay que estar para participar en él...y sobre todo que se enteren, que sepan todos  “lo que es un toro”, de lo que es capaz de hacer, la fuerza que tiene un toro, de la infinita superioridad física del toro con el hombre... que un mínimo gesto del toro te puede matar, que por el mero hecho de estar en el recorrido estas en constante peligro, etc.

7 de julio de 1980 entrando a la plaza con los toros del Conde de la Corte

-¿Cómo eran las mañanas del encierro desde que te levantabas hasta que sonaba el cohete?

Pues jodidas porque son momentos muy fuertes e incluso a veces te llegas a preguntar al levantarte ¿Pero quién me mandará a mi ir a correr? Con lo tranquilo que podría estar en las fiestas sin complicarme la vida... y sin embargo, cual masoca, día tras día y año tras año... Pero una buena carrera, te compensa con creces todo ese tremendo esfuerzo físico y mental que tienes que hacer para conseguirla.

Es cierto que hay corredores que lo llevan mejor que otros, pero para la mayoría se hace bastante durillo.

Empezando por que a la noche, de los nervios que tienes no puedes  relajarte y es muy difícil conciliar el sueño, duermes fatal, sobre todo los primeros días, luego lo llevas algo mejor.

Yo me levantaba normalmente dos horas antes de las ocho, para prepararme con tiempo, justo antes de salir de casa rezaba a un San Fermín que pongo encima de la  mesa del salón de casa y hacía un calentamiento mínimo de tres cuartos de  hora (desde  los 15 años antes de un entrenamiento ó una competición de 100m, salto de longitud, etc. calentábamos una hora, que es lo habitual en un atleta) para evitar lesiones musculares y además me venía muy bien para sacar parte de la tensión y el miedo del cuerpo.

13 de julio de 1980 con toros de Guardiola. Portada de la revista Aplausos en 1986

En la década de los 70 calentábamos una cuadrilla grande (Chema Esparza, Rafa Torres Arbizu, Atanasio, Julen Madina, Juan Ruiz Taberna, Ramón Echaniz, Jokin Zuasti, Tito Murillo, etc.) en una plaza detrás a la derecha  del ayuntamiento.

Con el paso de los años  aquello acabó siendo como muy indiscreto, la gente nos incordiaba y dejamos de ir. Cambiamos varias veces de ubicación y al final, los últimos años calentaba en el garaje de casa. A eso de menos veinticinco  y bien abrigado cogía la moto, aparcaba por la plaza de toros e iba a un portal de la Plaza del Castillo donde nos juntábamos varios corredores de la vieja guardia (Los hermanos Echaniz, Julen Madina, Jokin Zuasti, Miguel Ángel Castander, Victor Ruiz...) donde hacíamos los últimos estiramientos.

En esos 15 minutos previos al encierro que pasábamos en el portal, hablábamos lo justo, transcurrían casi en silencio, solo se oía los movimientos de los ejercicios que hacíamos y los resoplidos que echábamos a modo de descarga emocional. Como mucho comentábamos algo de la ganadería que tocaba ese día ó el color de la capa de los toros. Se podía cortar el aire, la tensión era increíble estábamos en esos momentos siempre todos al límite. A pesar de la entrañable y larga amistad que había entre nosotros de tantos años corriendo juntos, en esos minutos previos nos comportábamos casi como extraños...

Hasta que uno decía: “señores, menos cinco”, último ajuste de los cordones de las zapatillas, chocábamos las manos y nos deseábamos suerte.

Pasábamos al bar de al lado y bajábamos por unas escaleras hasta la cocina  cuya puerta comunicaba con la Estafeta. Esperábamos el momento en que la policía abría las barreras y entonces accedíamos a la calle.

El pisar la estafeta era como decir, bueno ya estoy aquí, esto no tiene vuelta atrás, con el esfuerzo que me ha costado llegar a este momento, el mal dormir, el levantarme, el acojono, el aguantar y controlar los nervios, el mentalizarme, el calentamiento, etc. ahora no hay que dudar  hay que culminarlo con una buena carrera...


8 de julio de 1981 entrando a la plaza con los seis toros de Dolores Aguirre
 juntos y sin bueyes

Me iba a “mi sitio”, una puerta súper antigua y vieja que hay en la acera de la derecha como a unos 50 metros antes del bar Fitero y me ponía de cara a la puerta, de espaldas a la gente, centrado en lo mío... En esos momentos parece que te falta el oxígeno y necesitaba hacer inspiraciones forzadas y profundas para quitarme esa especie de opresión nerviosa que se me ponía en el pecho y que no me dejaba respirar normal.

Ahí, la presión psicológica es brutal, además mires por donde mires solo ves corredores que como tú están esperando, cada uno en su posición, para intentar hacer lo mismo que tú y piensas: “joder, solo 6 toros para tantos corredores....”

Ante todo eso, algunos días intentaba hacer una especie de auto sofronización, un auto convencimiento de que iba a ser capaz de “meterme” y que de que no iba a tener la mas mínima duda cuando llegase la manada, de que era yo uno de los que iba a pillar toro... sonaba el cohete y al minuto y medio (había que aguantar...) más o menos, llegaba la manada...


7 de julio de 1982 entrando a la plaza con los toros del Conde de la Corte

viernes, 2 de marzo de 2012

CARNAVAL DEL TORO DE CIUDAD RODRIGO 2012 (III, FINAL)

Martes 21:

Llegó el último día del carnaval comenzando las funciones taurinas a las doce de la noche. Con la plaza llena se capearon dos colorados de Manuel Gimeno que cumplieron sin más. Pudieron más las ganas de toros y fiesta de la gente que las fuerzas de los de Gimeno.

A las nueve de la mañana se dio suelta de los corrales de la plaza al Toro del Aguardiente, precioso toro, grande y bien armado, sin duda el toro mejor presentado de esta edición. Salió buscando arriba el de Mercedes Figueroa que causó admiración de salida por su presencia. Al llegar a la parte baja del coso, tres mozos nos regalaron tres ajuntadísimos cortes que arrancaron los aplausos de los allí presentes. Tras los mencionados cortes, el director de lidia citó al del aguardiente para intentar que saliera a la calle con tan mala suerte que al no dar tiempo a esconder el capote en el burladero el animal remato con fuerza contra las tablas fracturándose el pitón izquierdo.
Salió a las calles y se paso en la zona del Registro buena parte de la mañana. Aún así, le dio tiempo a volver a la plaza y pasearse entre el coso taurino y el Cine Madrid varias veces, dejando como recuerdo de su exhibición las maderas protectoras de dos establecimientos hechas añicos  llegando a levantarlas varios metros.


 fotografía: Patronato del Toro de la Vega

fotografía: ehtoro.com


A las 11 se abrieron por última vez las puertas de los corrales de la Calle Duero para que salieran los de Guardiola. Resultó un encierro roto y con varios animales emplazados y es que una vez más el recorrido pasó factura a los toros.
Tomó la delantera uno de los bravos que dejó atrás al resto de la torada que en fila y ligeramente fraccionada libró el primer tramo de Foxá donde un día más se concentraban muchos que no respetan el encierro intentando parar los toros. Al terminar la subida de Torroba, la manada estaba ya completamente rota y en grupos fueron avanzando entre los corredores que aprovecharon muy bien los espacios entre los toros.
A partir de la zona del ambulatorio más o menos, los toros se fueron emplazando y creando momentos de tensión. Entre los buenos mozos y los pastores fueron tirando de ellos hacía arriba mientras los de siempre intentaban darlos la vuelta y hacer del encierro una capea.

fotografía: Patronato del Toro de la Vega


Bajo un sol de justicia dio comienzo la capea de tres de los de Guardiola donde los recortes y los pases de los maletillas se fueron alternando, llegando ha ser volteado uno de estos últimos sin consecuencias.

El desencierro lo componían los toros capeados anteriormente y que permitieron el lucimiento de los mozos. Los tres llegaron a Los Pinos donde entraron a la infinidad de cortes que se les realizaron (aquí y ahora si está bien que se corte a los toros puesto que no va a salir en más festejos). De uno en uno y sin mayores sobresaltos fueron entrando en los corrales.

Con la tarde llegó la traca final. En la capea se dio suelta a los otros 3 de Guardiola y al del Aguardiente, este último sin nada destacable que reseñar para posteriormente abrir la Puerta del Desencierro para poner la guinda del pastel. Como suele suceder en los desencierros de martes, hay muchos huecos delante de los toros, lo que permite correr con “comodidad” a los mozos.
Bajaron primero dos de los de Guardiola y poco después su otro hermano permitiendo carreras bonitas a los mozos. Se intentó bajar al Toro del Aguardiente pero no quiso saber nada y tuvo que ser enchiquerado en la plaza poniendo fin al Carnaval del Toro 2012 a eso de las 19,38.



Conclusiones:

Como todos los años una fiesta de esta importancia deja detalles que es importante apuntar y comentar. Quiero denunciar por encima de todo dos cosas:

En primer lugar expresar mi descontento y malestar con la decisión de no incluir el encierro infantil con carretones dentro del programa festivo. Actividad que venía organizando desde sus comienzos la peña El Caballo. Desconozco las razones por las que este año no lo han hecho, pero si tiene éxito entre los niños, como tenía, disfrutan y acuden a correr delante de los carretones, el ayuntamiento debía de haber asumido su organización y seguir fomentando la afición y tradición mirobrigense entre los niños en lugar de mostrarse conformista y pasota con algo tan importante como el fomento de la cantera ¿Qué pasará el día que http://www.carnavaldeltoro.es/ deje de organizar El Campanazo y el Toro del Antruejo?

Y en segundo lugar, denunciar el vergonzoso comportamiento de quienes no respetan EL ENCIERRO. De quienes impunemente armados con mantas, chaquetas y paraguas intentan parar los toros o se hinchan, cuando se emplazan, a rodadas durante su recorrido por las calles organizándose capeas fuera de sitio y hora.
 El ayuntamiento debería tomar medidas contra estas actitudes que lo único que hacen es manchar la imagen del pueblo y reventar los festejos. Hay cinco eventos taurinos populares al día y sólo se pide que no recorten en uno. Por el bien del espectáculo y del resto de espectáculos del día la actitud y mentalidad debe cambiar ya que si no se dosifica a los toros no aguantan y eso repercute negativamente en su comportamiento en el resto de festejos como así ha quedado demostrado estos días.
 El encierro es para correr y las capeas y desencierros para cortar los toros, hasta ahora por cortar los toros en Los Pinos no llaman la atención a nadie.

 Aunque a muchos les pese, los encierros de Ciudad Rodrigo ya no son como los que salían de Los Pinos. El recorrido actual aunque largísimo no esta diseñado ni pensado para que se organicen capeas en cada esquina como antes. El recorrido actual busca que los toros lleguen lo más rápido y juntos posible a la plaza ni más ni menos y aunque no nos guste tenemos que respetarlo o intentar cambiarlo pero no destrozando el festejo.  

Polémicas a parte, este carnaval ha dejado muchas cosas positivas:

Por un lado hemos vuelto a ver una parada de mansos de las de verdad. Animales que cumplen con su cometido y que facilitan a la hora de recoger a los toros el trabajo a los pastores. Pastores que han realizado un buen trabajo y que en todo momento han estado atentos del desarrollo de los festejos sin abusar de la pica eléctrica y con un director de lidia que este año si ha estado presente en todos los festejos.

En el apartado de presentación de ganado hemos disfrutado de buenos toros y bien presentados. Cada uno en su estilo han sido toros dignos, salvo uno cárdeno del lunes, de las monumentales calles que pisaban.


El encierro a caballo creo que poco más se puede añadir. Grandioso espectáculo y un ejemplo de dedicación y organización. Los encerradores de “casa” volvieron a reivindicarse con hechos. Y es que traer los toros 15 días antes, no es lo mismo que traerlos la noche antes. Mover los toros desde 15 días antes, no es lo mismo que traerlos la noche antes. Estar con los bueyes 15 días antes, no es lo mismo que encontrarse con ellos la noche antes. Traer los toros 15 días antes requiere esfuerzo, compromiso y querer hacer las cosas bien y traerlos la noche antes no.

Pero si hay dos personas que merecen ser mencionadas y reconocidas esas son la Concejala de Festejos Carmen Cambronero y el empresario Martín Perrino.

Le salió mal la jugada a quienes pensaron que iban a manejar a la concejala a su antojo. La señora Cambronero demostró tenerlos bien puestos plantándole cara a los dueños del cortijo y depositando la confianza en el empresario abulense.
 Esta decisión la puso en el punto de mira de muchos compañeros que esperaban ansiosos el fracaso de la concejala para quitarla de en medio y que sin embargo han tenido que tragar que el sin fin de alabanzas y halagos hacia la persona de Carmen Cambronero por lo bien que ha salido todo.

Mucha culpa de que todo saliera bien también la tiene el empresario Martín Perrino quién tras no pasar por el aro de la injusticia y el abuso en 2010 jamás pensábamos, ni él tampoco, que volvería a organizar los carnavales de Ciudad Rodrigo. No defraudó la confianza que en él depositó la concejala demostrando seriedad y rigor en el trabajo realizado.

Como todos los años termino recordándoos que la próxima cita con el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo tendrá lugar del 8 al 12 de febrero de 2013 ¡Ya queda un día menos!

Mario Crespo