jueves, 27 de octubre de 2011

LA SONRISA INFINITA


Ayer, cuando los últimos minutos del día caían sobre la cerrada noche me enteré del fallecimiento de David Casarín, aquél recortador que tantas veces había visto en revistas y vídeos siempre con una sonrisa en la boca y desprendiendo bondad y sencillez en cada una de sus apariciones.

No tuve la oportunidad de verlo en directo más que una vez, ya que no soy seguidor habitual del prostituido mundo de los concursos de recortes, pero en aquella ocasión  ví a un hombre cercano, al que todo el mundo quería y al que ni el toro era capaz de retirar la sonrisa de la cara.

Las muestras de cariño que hoy puedo ver por internet demuestran que no estaba equivocado  y David era y es un hombre querido por la familia del toro popular donde tiene grandes amigos que hoy lloran su ausencia y otros que como yo no le conocían personalmente pero que le teníamos aprecio y que hemos sentido mucho su pérdida.

El destino quiso que infinidad de tardes burlara la muerte gracias a un salto del ángel o un quiebro landés logrando la gloria y el reconocimiento de todas las plazas de toros, pero ayer ese imprevisible y puto destino no quiso que lo volviera ha recortar y se lo llevó al ruedo de los grandes, donde a buen seguro seguirá dando una lección de toreo a cuerpo limpio y humanidad.

La vida se apaga pero el recuerdo de aquélla sonrisa vivirá eternamente entre todos los que tuvimos la suerte de verla.
¡ Hasta siempre compañero!

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